Placeres robados
Tras haberse criado viviendo en moteles baratos y viajando de ciudad en ciudad con su hermana y su madre, Cheyenne agradecía poder mantenerse por fin a sí misma. Sin embargo, continuaba inquietándola el misterio de sus primeros recuerdos, presididos casi todos por una mujer rubia y sonriente. Una mujer que no era su madre. Aunque había pedido repetidamente explicaciones, las personas que podían ayudarla no estaban dispuestas a hablar. Cheyenne anhelaba encontrar respuestas, pero sin tener siquiera una partida de nacimiento, no era fácil. La situación se complicó aún más cuando su...