El amor no tiene precio

Encontraría el verdadero amor para sus hijas... aunque para ello tuviera que hacer de casamentero. Rand Peabody irradiaba fuerza y poseía una habilidad especial para controlar situaciones en las que otros se habrían acobardado, aptitudes que lo hacían perfecto para Chelsea King. O eso era lo que pensaba su padre, que había contratado al soldado convertido en guardaespaldas con el convencimiento de que podría cuidar de su hija y ver más allá de su belleza. Y así fue, porque Rand no tardó en darse cuenta de que, tras esa impresionante fachada, se ocultaba una mujer a la que necesitaba ...