Compatibles
Compatibles. Emilia Pardo Bazán Fragmento de la obra El criado entró con una bandejilla, y en ella una tarjeta. —¡Ah! ¿Este señor? Que pase. Tres minutos después, el visitante se inclinaba ante Irene. Pero ella, irónica y afectuosa, le rió con los ojos: —Nada de cumplidos. Creo que nos conocemos bastante, perdulario. Era él un hombre aún joven, como de treinta y seis a treinta y ocho años, con ligeros toques de blanco en la oscura cabellera, peinada a la última moda, de un modo sobrio y recogido. El cuerpo gallardo, la cara simpática, morena y expresiva, sin hacer del...