La esperanza del mundo
[…] Martí, para escribir La Edad de Oro, ha dejado de ser río y se ha hecho lago, terso, transparente, limpio. Lo diré en una frase: se ha hecho niño... un niño que sabe lo que saben los sabios, pero que habla como los niños. […] Y no parece que escribe para los muchachos, como si temiera que los muchachos no supiesen leer aún. Parece que se los sube a las rodillas y que allí les habla. Los instruye, los educa, y para que no se vayan, para que estén contentos les da los mil juguetes primorosos que él sabe hacer con su palabra. Se olvida de que ha vivido; deja que el arrapiezo se ...