El enigma inaugural
Al investigador literario Enrique Robertson nunca le convenció la idea de que el poeta había tomado su nombre del escritor Jan Neruda. Admirador de las historias de Conan Doyle, Robertson asume la tarea de resolver dicho misterio, y lo lleva a cabo de modo brillante: una investigación al estilo sherlockiano que no deja pista sin rastrear ni intuición sin atender, mientras recorre las vidas de un conjunto de personajes, reales o imaginarios, que ante la frenética indagatoria van allegándose, desde otros libros e historias, a este libro sorprendente en que las claves del enigma inaugural...