Frente Al Volcán

Pulperías Pietro Sorba ?Los invito de corazón a vivir lo mismo que yo viví. A acercarse de a poquito, con curiosidad y cariño, a estos tesoros que nuestra provincia tiene todavía entre sus brazos. Visitarlos significa alimentar su existencia. Dar oportunidades para que puedan seguir donde están [...]. Encomienden un buen asado de campo. Siéntense debajo de un árbol y tómense un vermú en lugares donde no hay postes de luz, edificios, gente molesta, ni ruido de coches y bocinas. ¿No les parece que vale la pena conocer todo esto? Créanme: serán bienvenidos y volverán una y otra vez ...

Bretaña (Bretagne en francés y Breizh en bretón) es para los exploradores. Su espectacular y agreste costa, pueblos medievales y densos bosques hacen que valga la pena desviarse de las rutas más turísticas. París parece estar a un mundo de distancia en esta región de misticismo prehistórico, orgullosas tradiciones y enorme riqueza culinaria, cuyos independientes habitantes no pierden ocasión de celebrar su cultura. • St-Malo: Pasear por sus históricas murallas, con fabulosas vistas panorámicas. • Megalitos: Pedalear por los campos de megalitos prehistóricos alrededor de...

A mitad de camino entre Auckland y Wellington, Taranaki es una zona privilegiada de Nueva Zelanda: el crudo y el gas que bombean las plataformas petrolíferas insuflan a la región una envidiable riqueza. New Plymouth es el corazón de este territorio, con dos excelentes galerías de arte, un museo provincial y cafés vigorizantes. ·Coronar el enorme cono del monte Taranaki ·Mapas ·Rendir homenaje a los All Blacks en el New Zealand Rugby Museum ·Transporte ·Redefinir la serenidad en una excursión en canoa por el río Whanganui en el Whanganui National Park ·Restaurantes y alojamiento...

Envuelto en selvas, enmarcado en arenas doradas, coronado por volcanes, tachonado de ruinas de civilizaciones extinguidas: ese es el sureste asiático que todos nos imaginamos. En la mente de todo viajero están las fuerzas de la naturaleza (volcanes imponentes, arrecifes coralinos y selvas), la riqueza de innumerables encuentros culturales y fusiones fascinantes, la fuerza de la espiritualidad que lo impregna todo y las megalópolis que se asoman al futuro con un pie en el pasado. El sureste asiático es, sin duda, el gran viaje que hay que realizar, por lo menos, una vez en la vida.