La sociedad internacional en el cambio de siglo (1885-1919)

En este volumen se ofrece por primera vez la traducción al español de un texto del viajero austriaco del siglo XIX Isidore Löwenstern. Este volumen constituye un excelente retrato de la vida y costumbres del México de la época, así como de los lugares y situaciones de mayor importancia para el viajero. Es, además, una aproximación privilegiada, desde la perspectiva de un explorador de filiación monárquica y colonialista, al pensamiento que el hombre del viejo mundo guardaba sobre su contraparte extranjera.

Un viaje al corazón de la Cuba contemporánea que convoca a los fantasmas del oscuro pasado revolucionario de la isla. Por escribir un poema a los dieciocho años en Cuba, Néstor Díaz de Villegas fue acusado por la Seguridad del Estado de ser un "diversionista ideológico" y condenado a seis años en un campo de trabajos forzados, de donde saldrá en 1979 rumbo a Miami. Treinta y siete años después, el autor regresa a la isla con la perspicacia de un periodista experimentado. Tras la reanudación de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba, Néstor y su esposa se...

Los padres de las naciones no fueron los reyes, sino que los auténticos autores de la construcción de las nacionalidades de mujeres y hombres fueron cada uno de ellos. Así, estos padres construyeron comunidades nacionales con una clara estructura jerárquica, la cual determinó el sistema social. Esta obra intenta analizar desde una perspectiva histórica uno de los procesos que se concitaron para la formación de la nación colombiana a partir de la primera desintegración

El periodista argentino Pablo Suero desembarcó a finales de 1935 en la España febril que aguardaba entre soflamas y ansiedades las elecciones de febrero sin aceptar del todo que estaba también afilando los cuchillos del matadero. (Eso, por supuesto, lo vemos nosotros, profetas irrisorios que disponemos de aquel futuro para contemplarlo como contemplamos el destino inexorable de las malas novelas.) Durante los meses siguientes enviaría a su periódico una serie de crónicas donde dibujaba con esmerada prosa el aire de las calles, el humo de los cafés y, por encima de todo, el agridulce...