Maurice Béjart, nacido el 1 de enero de 1927 en Marsella, Francia, y fallecido el 22 de noviembre de 2007 en Lausana, Suiza, fue un renombrado coreógrafo y director de ballet que tuvo un impacto significativo en el mundo de la danza contemporánea. A lo largo de su vida, Béjart quebrantó las convenciones tradicionales del ballet clásico e introdujo un enfoque innovador que fusionó diferentes estilos y técnicas, lo que lo convirtió en una figura clave en la evolución de la danza del siglo XX.
Desde muy joven, Béjart mostró un gran interés por la danza, lo que lo llevó a estudiar en la Escuela de Ballet de Marsella. Su pasión por la danza lo llevó posteriormente a París, donde recibió clases en el Centro Nacional de Danza. Fue allí donde comenzó a desarrollar su propio estilo y visión artística, profundamente influenciado por las corrientes artísticas contemporáneas de la época.
En 1946, Béjart se unió a la Compañía de Ballet de Roland Petit, donde perfeccionó su técnica y comenzó a crear sus propias coreografías. Su primer gran éxito llegó con "Les Ballets de l'Occident" en 1954, que marcó el inicio de su carrera como coreógrafo independiente. A partir de ahí, Béjart se destacó por su capacidad para fusionar danza, música y teatro, creando espectáculos visualmente impactantes y emocionalmente poderosos.
Uno de los hitos más importantes en su carrera fue la fundación del Bejart Ballet Lausanne en 1987, donde pudo plasmar su visión artística y su enfoque innovador de la danza. El ballet se convirtió en un referente de la danza contemporánea, presentando obras que desafiaban las normas preestablecidas y buscaban conectar con el público de una manera más profunda. El Bejart Ballet Lausanne se destacó por su repertorio diverso que incluía tanto obras clásicas como contemporáneas, y su compromiso con la formación de nuevos talentos en el ámbito de la danza.
- Influencia de la música: Béjart colaboró con destacados compositores, como Igor Stravinsky y Gustav Mahler, integrando audazmente la música clásica en sus coreografías y creando un diálogo entre la danza y la música.
- Temáticas profundas: Sus obras a menudo abordaron temas universales como el amor, la muerte y la espiritualidad. Una de sus creaciones más memorables, "El Sacre du Printemps" (La consagración de la primavera), reinterpretó la famosa obra de Stravinsky, llevando su mensaje a nuevas audiencias.
- Defensor de la diversidad: Béjart fue un defensor de la diversidad en la danza, trabajando con bailarines de diferentes orígenes y habilidades, y promoviendo la inclusión en el mundo del arte.
A lo largo de su carrera, Béjart recibió numerosos premios y reconocimientos por su contribución a la danza. Su legado perdura a través de su influencia en generaciones de coreógrafos y bailarines, así como en la evolución de la danza contemporánea. Béjart no solo fue un creador prolífico, sino también un maestro y mentor para muchos jóvenes artistas, a quienes inspiró a explorar su propia creatividad y a desafiar las barreras en el arte.
Además de su labor como coreógrafo, Béjart también fue un pensador profundo y un filósofo de la danza. Su visión sobre el arte y la expresión humana se puede resumir en su famosa frase: “La danza es un lenguaje universal que nos une en nuestra diversidad”. Esta perspectiva lo llevó a colaborar con diferentes culturas y tradiciones, promoviendo un enfoque que celebraba la variedad y el crecimiento personal a través de la danza.
En su muerte, Béjart dejó un vacío en el mundo de la danza, pero su legado vive en las obras que creó y en las vidas de aquellos que tocó a través de su arte. Su influencia continúa siendo palpable en la danza contemporánea, y su búsqueda incansable de la belleza y la expresión sigue siendo un faro para todos los que buscan conectar el arte con la experiencia humana.