Farsante, luchadora, espía, estudiante. Esa soy yo. Nos vamos, nos vamos. Puedo sentirlo en los huesos. Estamos a veinticuatro horas de irnos y escondernos en otra ciudad; cuarenta y ocho, si tengo suerte. La habitación da vueltas, el terror comprime el aire en mis pulmones. No puedo respirar. Quisiera que el reloj que cuenta los minutos que me quedan en casa, en esta vida, avance más lento, pero corre al doble de velocidad. Por favor, no me alejen de él. Reagan Elizabeth Hillis tiene diecisiete años y está acostumbrada a cambiar de identidad de la noche a la mañana, a acostarse en la...