Valle Inclan: The Grotesque Farce of Mr Punch the Cuckold

La novela se desarrolla en la ciudad de Málaga . Fernando, cumplidos los cincuenta, está divorciado desde hace unos meses, tiene dos hijos: Carlos y Tere; es funcionario en el SAE de Málaga, ciudad donde vive solo desde enero de ese año. Julia está casada con Paco, tienen una hija , Elena. Julia vive en la misma barriada que Fernando. Fernando conoce a Julia en la Oficina de Empleo y queda prendado de ella, pero no hace nada por volver a verla. De manera fortuita la encuentra una mañana en un Hipermercado durante los primeros días del confinamiento. A partir de ese momento, cada...

"Hemos perdido la soberanía, ya que son los mercados y las instituciones financieras las que dictan a los gobiernos lo que deben hacer.Los derechos constitucionales como la vivienda o el trabajo no se cumplen.Se están dando los primeros pasos, que pueden ser irreversibles si no le ponemos remedio, para que la sanidad y la educación se privaticen, sin pensar además que los grupos religiosos controlan ya la mitad de la educación de este país.Tenemos una ley de extranjería racista e injusta.Nuestro ejército participa en guerras por diferentes zonas de la Tierra y los ciudadanos ni saben...

Cuando una inundación golpea a Grant's Landing, Jack es uno de los primeros en responder trayendo a su empresa de construcción a la ciudad para reconstruir casas. La ciudad sufre por la falta de suministros, la falta de negocios y la falta de viviendas, por lo que los miembros de la ciudad deben solicitar más ayuda. Jill, miembro de Hope's Integrity, decide llevar suministros a la pequeña ciudad y conoce al desgarrador Jack que la desafía y la emociona. Las dos mujeres crecen en los mundos de la otra a pesar de las grandes diferencias que tienen, pero cuando salgan a la luz los...

El destino manda: "Mi querida Sibila: Ha transcurrido tanto tiempo desde que nos vimos por última vez, que quizá los días luminosos de tu vida feliz, las noches de luna en compañía del hombre que amas y las horas inconscientes que transcurren en el hogar tranquilo y dichoso te hayan hecho olvidar a la pobre enferma. Yo no te olvidé nunca. Me parece que aún te veo recostada sobre la blanca balaustrada de la terraza del balneario, con los ojos perdidos en aquel horizonte infinito y las manos caídas a lo largo del cuerpo. Parecías la imagen de la resignación y yo te envidiaba, porque...