George Steiner (1929-2020) fue un influyente crítico literario, ensayista, profesor y traductor, conocido por su profunda erudición y su análisis incisivo de la cultura y la literatura. Nacido el 23 de abril de 1929 en París, Francia, en el seno de una familia judía de origen austríaco, Steiner vivió gran parte de su infancia en un ambiente culturalmente rico, rodeado de lenguas y tradiciones literarias.
La familia de Steiner se trasladó a Nueva York en 1940, escapando de la creciente amenaza del nazismo en Europa. Esta experiencia temprana de desarraigo y migración influyó profundamente en su pensamiento y en su obra. En Estados Unidos, Steiner asistió a la Horace Mann School y posteriormente al City College of New York, donde se graduó en 1949. Luego continuó sus estudios en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Ginebra, lo que le permitió dominar varios idiomas, incluyendo francés, alemán, italiano y español.
Steiner se destacó en el ámbito académico, ocupando puestos en instituciones prestigiosas como la Universidad de Ginebra, la Universidad de Yale y la Universidad de Nueva York. Su carrera como profesor le permitió impartir clases sobre literatura comparada, filosofía y cultura europea, así como desarrollar sus propias ideas sobre la relación entre literatura y civilización.
A lo largo de su vida, Steiner escribió numerosos ensayos, artículos y libros, explorando temas que iban desde la crítica literaria hasta la filosofía de la lengua. Algunas de sus obras más influyentes incluyen “Language and Silence” (1967), “After Babel” (1975) y “Real Presences” (1989). En estos textos, Steiner aborda la complejidad de la comunicación humana, la traducción y el papel del lenguaje en la formación de la cultura.
Una de las contribuciones más significativas de Steiner a la crítica literaria fue su insistencia en la importancia de la historia y la cultura en la comprensión del texto literario. A lo largo de su obra, argumentó que los autores no solo son producto de su tiempo, sino que también son responsables de cómo ese tiempo se refleja en su escritura. Esto le llevó a desarrollar un enfoque intertextual y comparativo, en el que buscaba conexiones y resonancias entre diferentes obras y tradiciones literarias.
Steiner también se interesó profundamente en la tragedia y el sufrimiento humano, especialmente en el contexto del Holocausto y sus repercusiones en la literatura contemporánea. En su obra “In Bluebeard’s Castle” (1971), exploró el impacto del horror y la violencia en la literatura, sugiriendo que el arte tiene la capacidad de enfrentar y encontrar sentido en la experiencia del sufrimiento. Su pensamiento ético y estético se caracterizó por una búsqueda constante de significado en un mundo marcado por la incertidumbre y el caos.
Además de su labor como escritor y académico, Steiner fue un notable traductor, dedicándose a la traducción de obras de autores como Stendhal, Rilke y Kafka. Su experiencia como traductor influyó en su comprensión del lenguaje y la literatura, y le permitió explorar los matices y las sutilezas que se pierden en la traducción. A lo largo de su vida, enfatizó la importancia de la traducción en la difusión de la cultura y el pensamiento, argumentando que la traducción es tanto un arte como una ciencia.
Steiner fue un pensador prolífico y provocador, cuya obra sigue siendo relevante en la actualidad. Su legado intelectual se extiende más allá del ámbito académico, impactando a generaciones de lectores, escritores y críticos. Su exploración de la relación entre lenguaje, literatura y cultura ha dejado una huella indeleble en el campo de los estudios literarios.
Falleció el 3 de febrero de 2020 en su hogar de Cambridge, Massachusetts, dejando un vasto legado de reflexión y análisis crítico que continúa inspirando a aquellos que buscan comprender la complejidad del arte y la humanidad.