Osvaldo Soriano, nacido el 17 de febrero de 1943 en la ciudad de Mar del Plata, Argentina, fue uno de los escritores y dramaturgos más representativos de la literatura argentina contemporánea. Su obra se caracteriza por un estilo en el que se entrelazan la narrativa, el humor y la crítica social, lo que le permitió conectar con una amplia audiencia y consolidar su lugar en la literatura hispanoamericana.
Desde joven, Osvaldo mostró un fuerte interés por la literatura y el fútbol, dos pasiones que marcarían su vida y su obra. Tras finalizar sus estudios secundarios, se trasladó a Buenos Aires donde, en los años 60, se involucró en el mundo del periodismo y la literatura. Trabajó en varios medios de comunicación, lo que le permitió desarrollar su estilo característico: una prosa aguda, irónica y profundamente crítica.
El contexto político y social de Argentina durante las décadas de 1970 y 1980 influyó notablemente en su escritura. Con el golpe de estado de 1976, muchos escritores se vieron obligados a exiliarse, y Soriano no fue la excepción. Durante este período, vivió en Francia y Italia, donde continuó escribiendo y publicando. Su primera novela, 'Fútbol a la vista', publicada en 1968, ya dejaba entrever su pasión por el deporte y su mirada crítica hacia la realidad argentina.
Los años 70 marcaron un hito en su carrera con la publicación de 'Triste, solitario y final' (1973), una de sus obras más célebres. En esta novela, Soriano aborda temas como la soledad, la amistad y el sentido de la vida, todo bajo el trasfondo del fútbol, un elemento recurrente en su obra. Su capacidad para abordar cuestiones existenciales a través del fútbol le permitió conectar con un público diverso, convirtiéndolo en un referente cultural en Argentina y en otros países de habla hispana.
A lo largo de su carrera, publicó otras obras destacadas como 'Los héroes' (1979), 'Cuentos completos' (1984) y 'El río del tiempo' (1983), cada una de ellas reflejando su talento para la narrativa y su inquietud por los acontecimientos sociales y políticos de su entorno. Soriano también se destacó como guionista de cine y teatro, trabajando en la adaptación de sus propias obras y en colaboraciones con otros artistas.
Osvaldo Soriano no solo se destacó por su prosa, sino también por su compromiso político. Su compromiso con la justicia social y los derechos humanos se hizo evidente en su obra y en su vida personal. En su exilio, mantuvo una postura crítica frente a las dictaduras y a las injusticias que se cometían en su país, convirtiendo su voz en un símbolo de resistencia.
Finalmente, en 1983, tras la vuelta a la democracia en Argentina, Soriano regresó a su país natal, donde continuó escribiendo y publicando. Su legado perdura hasta nuestros días, y su obra sigue siendo objeto de estudio y admiración. Osvaldo Soriano falleció el 29 de enero de 1997 en Buenos Aires, dejando tras de sí un cuerpo de trabajo que refleja las complejidades de la condición humana, la pasión por el deporte y la lucha por la libertad.
En resumen, Osvaldo Soriano es recordado no solo como un destacado narrador y dramaturgo, sino también como una figura comprometida con la realidad de su país y un testigo de su historia. Su vida y obra continúan inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores, reafirmando su lugar en la historia de la literatura argentina.